martes, 6 de marzo de 2018

Cocción del 3 de marzo

 Conjunto sangre de buey y reflejo

Esta pieza está esmaltada con sangre de buey. El esmalte estaba almacenado desde hace cuatro años por lo que la pieza es una prueba, que ha resultado encantadora aunque las expectativas eran pocas. La densidad era muy baja, apenas 130 grs por lo que aplicamos doble capa. El motivo está pintado con reflejo metálico de cobre, que también estuvo almacenado y que ha resultado un tanto especial por el acabado viejo que proporciona en todas las piezas en las que lo hemos usado. Los dos estuvieron almacenados durante cuatro años con lo cual, el resultado era una incógnita.


Boca amplia

En esta pieza hemos aplicado reflejo metálico por inmersión. El resultado es un oro viejo muy bonito de capa homogénea que confiere a la pieza un muy bonito aspecto. El motivo está decorado con sutiles pinceladas de reflejo también. Hemos usado reserva de látex para crear zonas de ausencia de esmalte tanto en el motivo como en la boca de la pieza. Esta, igual que la anterior son pruebas para comprobar la viabilidad de un esmalte almacenado durante cuatro años. El resultado es una pequeña joya inesperada.


Figura negra

En esta pieza probamos el esmalte de reflejo metálico de cobalto almacenado como los demás. El color resulta negro completamente y no aparecen iridiscencias de ningún otro color a pesar de la reducción. En estos casos el esmalte es desechado pero vamos a probar a añadir más fórmula para ver si se corrige y saca el color que corresponde, azul con iridiscencias azuladas y doradas. Volveremos a pesar y cuando lo probemos comentaré resultados.


Lágrimas cautivas

Como he comentado antes, después de cuatro años sin cocer, nos encontrábamos con unos esmaltes viejos, que habían aguantado cuatro veranos de altas temperaturas así como cuatro inviernos bajo cero, con lo cual, era muy probable que no respondieran con normalidad. Cuando los destapamos para remover nos encontramos con una capa de cristales bien formados en la superficie de cada uno de ellos que al principio nos parecieron hielos porque hacía mucho frío pero que resultó ser parte del esmalte que se había cristalizado. Estos cristales aparecían en todos los esmaltes. Cómo no, decidimos meterlos al horno para ver qué pasaba y este es el resultado. Voy a investigar con mis maestros ceramistas para ver qué explicación científica tiene este hecho. Os cuento.




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